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  Biología del Black-Bass
 

Biología del Black-Bass

Actualmente, el nombre más empleado por todo el territorio español es el de black bass, a veces también bass, siendo ambas formas copias exactas de vocablos anglosajones. La utilización del primer término, rigurosamente hablando, no es del todo exacta ya que éste se emplea en Norteamérica, de manera formal, para designar al conjunto de especies y subespecies que pertenecen a este género (M. salmoides, M. dolomieu, M. punctulatus, etc.). Así, la especie Micropterus salmoides, que es la existente en España, se denomina en su país de origen de diversas formas, siendo las más frecuentes largemouth bass, bigmouth bass o simplemente bass.

En cualquier caso, la difusión actual del término black bass para designar en España al Micropterus salmoides es tal, que sería prácticamente imposible cambiarlo por otro más adecuado.


1.CLASIFICACIÓN. FAMILIA CENTRARCHIDAE.



El black bass de boca grande (Micropterus salmoides) es una de las 27 especies que componen la familia de los Centrárquidos, que, en unión con la de los Pércidos y Morónidos, constituyen las tres familias pertenecientes al orden de los Perciformes que habitan en las aguas continentales europeas; aunque en realidad todos los Centrárquidos que habitan en Europa proceden de la aclimatación de especies norteamericanas a finales del siglo XIX.
En la clave de las familias se los separa de los Pércidos porque, en vez de dos, tienen tres espinas en su aleta anal antes de los radios blandos. A su vez, se diferencian de los Morónidos, porque éstos tienen dos aletas dorsales, y en cambio los Centrárquidos sólo tienen una.
La solitaria aleta dorsal de las especies de esta familia está formada por dos partes completamente diferentes. La delantera, sostenida por radios espinosos, y la posterior, que es más alta, tiene radios blandos. Las escamas que cubren su cuerpo son lisas, a diferencia de los Pércidos, que las tienen muy rugosas. En los opérculos hay una corta espina.
Los Centrárquidos importados desde Estados Unidos a Europa se agrupan en dos géneros: por un lado el género Micropterus, con tres especies principales, todas ellas black bass (black bass de boca grande (M. salmoides), black bass de boca pequeña (M. dolomieu) y black bass moteado o manchado (M. punctulatus)), aunque en Europa, que se sepa, sólo se ha introducido M. salmoides y por otro lado el Eupomotis, en el cual se encuentra la perca sol.
El género Micropterus se diferencia del Eupomotis, porque tiene el cuerpo más alargado y la boca más grande, siendo así Micropterus un género de mayor envergadura.
La especie de boca grande (Micropterus salmoides) se dividía hasta hace poco tiempo en: Micropterus salmoides salmoides, o especie del Norte, que es la que existe en España y otros países europeos, y la subespecie del Sur o de Florida (Micropterus salmoides floridanus), de crecimiento más rápido y mayores pesos que la primera, siendo frecuente el caso de poblaciones mixtas en algunas zonas donde se produce la hibridación entre ambas. Sin embargo, esta distinción no se considera válida en la actualidad (Calle y Bourguignon, 1996).
Sin embargo las diferencias físicas, son evidentes, como ya se ha dicho la diferencia en cuánto a la velocidad de crecimiento es abismal, comos e refleja en esta tabla:

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Además se pueden apreciar otras diferencias, como la fisionomía claramente más alargada en la variedad sureña, lo que hace destacar sobremanera el tamaño de su gran cabeza, asi como presentar 68 escamas en su línea lateral frente al as 66 de la variedad septertional, también como se puede apreciar, el floridanus, presenta una coloración dónde predominan tonos ligeramente dorados.

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floridanus

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norteño




2. DESCRIPCIÓN.


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Se trata de un pez de cabeza fuerte y maciza que alcanza aproximadamente un tercio de la longitud total del cuerpo. La boca es ancha pasándole del nivel de la parte posterior del ojo. La mandíbula inferior un poco más adelantada que la superior, provistas ambas de dientes cortos y curvados hacia el interior. También hay fuertes dientes en los palatinos, que les sirven para hacer inofensivas las espinas de la perca sol y del pez gato cuando los devora, así como para desescamar las presas que consume como en elc aso del alburno.
Su cuerpo es de gran robustez, algo ovalado y comprimido.

La primera parte de la aleta dorsal tiene de nueve a once radios espinosos y es más baja que la segunda, sostenida por doce o trece radios blandos. La aleta anal lleva tres radios espinosos antes de los blandos. La aleta caudal es poco escotada y sus dos lóbulos son simétricos.
El dorso es gris verdoso con manchas color castaño formando hileras en sus flancos altos, los cuales tienen un fondo verde amarillento. El color de las manchas se hace más o menos intenso según la edad, la época del año, el lugar, etc., siendo éstas más intensas en los jóvenes, los cuales poseen unas rayas verticales en sus costados que desaparecen con la edad. La librea presenta una paulatina degradación de color en su parte ventral, pasando de un verde claro en la parte de las aletas pectorales a un verde blanquecino que da paso por último, en la parte central del vientre, a un blanco grisáceo con reflejos plateados.
En cuanto a sus dimensiones, el peso medio oscila entre uno y tres kilogramos, siendo ejemplares por encima de estos pesos excepcionales, como el actual récord oficial de España, que pesó cuatro kilogramos. Sin embargo, en Estados Unidos el black bass alcanza mayores dimensiones, llegando e sobrepasar los diez kilogramos en zonas del sur en las que su clima sin invierno permite a los peces alimentarse al mismo ritmo durante todo el año.

3. ALIMENTACIÓN.

El black bass es un pez carnívoro que se alimenta de gran variedad de presas de tamaño adecuado, que estén disponibles, aunque se decanta por individuos heridos o enfermos, dado el ahorro de energía que les supone su captura. Básicamente, la mayor parte de su dieta está formada por peces e insectos acuáticos. También se suelen alimentar de ranas y cangrejos cuando existen en su entorno. La ingesta de otro tipo de animal vivo como ratones, topos, serpientes de agua, sanguijuelas o crías de pato son menos frecuentes (Perry, 2000).
Su técnica de caza es variable, aunque el acecho es la principal, y se basa en sorprender a su presa en una rápida y corta carrera en la que abre su boca y ensancha sus agallas, creando una succión que conduce irremisiblemente a su presa al interior de su boca; individuos adultos pueden llegar a desplazar hasta tres litros de agua por succión. En caso de no resultar de su agrado o detectar la presencia de un elemento extraño, como sucede con los señuelos de pesca, puede escupirlo rápidamente al revertir el flujo de agua de su boca. El ataque puede darse a cualquier profundidad de la lámina de agua, e incluso en su superficie, dependiendo de la hora del día y la época del año. El canibalismo es frecuente en esta especie, especialmente en aguas donde escasea otra fuente de alimento (Davis y Lock, 1997; Huet, 1998).
En las primeras etapas de su vida, y tras la eclosión del huevo, las larvas del centrárquido pasan los primeros diez días asimilando las reservas de su saco vitelino; con el agua a 20ºC, este proceso transcurre en 190 horas. Luego, y mientras salen a merodear a capas de agua más altas, siempre custodiadas por el macho, efectúan con zooplancton los primeros ensayos de alimentación independiente. Del zooplancton pasan a devorar microorganismos acuáticos, y transcurrido un tiempo aproximado de 7 días comienzan a dispersarse (Davis y Lock, 1997); esta emancipación los hace comenzar el régimen alimenticio de juveniles, a base de insectos, sanguijuelas, micro crustáceos y larvas de peces. Estudios norteamericanos afirman que los alevines comienzan la ingesta de otros peces cuando han alcanzado alrededor de los 5cm de longitud. Las presas irán cobrando cada vez más talla según el pez va llegando a la madurez.
Por lo general, los alevines se alimentarán cada tres horas, tiempo necesario para que el alimento atraviese el tubo digestivo. Sin embargo, los individuos adultos tienden a comer cada 14-24 horas, dependiendo del tamaño de la presa ingerida.
Diversos estudios han establecido que el coeficiente nutritivo –relación entre la cantidad de alimento ingerido y crecimiento o aumento de peso referido al kilogramo como unidad- es muy alto para este centrárquido, del orden de 6, prácticamente el doble que el lucio, cuyo valor se ha establecido entre 2,8 y 3,5 (Fernández Román, 1994).
Por otro lado, sus hábitos alimenticios parecen difíciles de categorizar. La primera razón por la que come es, lógicamente, por satisfacer su hambre. La otra es, aparentemente, un acto reflejo hacia algo que se mueve (Davis y Lock, 1997).

4. REPRODUCCIÓN Y CRECIMIENTO.

El periodo de freza comienza cuando el agua ha alcanzado una temperatura comprendida entre 18 y 24ºC (Lotina y de Hormaechea, 1975; Davis y Lock, 1997; Fernández, 1998; Huet, 1998; Perry, 2000) lo que en la mayoría de las aguas peninsulares viene a coincidir con los meses de Mayo y Junio, aunque en latitudes más meridionales de la Península, la bonanza climática adelanta la freza al principio de la primavera.
El macho selecciona un lugar poco profundo, que dependiendo de la cobertura y claridad del agua oscila entre los 0,3 y 1,2 m, aunque se han observado nidos a una profundidad superior a los 6 m en zonas de aguas muy claras (Davis y Lock, 1997). La naturaleza del lecho no es tan determinante como el grado de cobertura, aunque prefieren como frezaderos sustratos de grava o arenosos con algún tipo de cobertura próxima, ya se trate de vegetación acuática o estructuras sumergidas (restos de troncos, grandes piedras, etc.). Tras la elección del frezadero, el macho comienza la construcción del nido utilizando su mandíbula inferior y sacudiendo su cuerpo con rotaciones alrededor del lugar escogido, en forma de pequeña cubeta con un radio similar a la longitud de su cuerpo (entre unos 25 y 38cm), que mantendrá siempre limpio de suciedad. Los machos suelen realizar los nidos en zonas donde no sean vistos por otros machos; así, dependiendo de la cobertura y claridad del agua, puede establecerse una distancia media entre nidos de unos 9 m. En zonas de mucha cobertura, la proximidad mínima entre dos nidos suele rondar los 4 m de separación, dado que la propia cobertura impide que los machos se vean a esta distancia. El macho guardara celosamente la zona que circunda el nido en un radio aproximado de 1,8m (Davis y Lock, 1997).
Una vez finalizado el nido, el macho merodea por los alrededores en busca de una hembra madura; comienza así un galante cortejo a la hembra, interrumpido por algún cabezazo del macho que empieza a impacientarse. Pueden darse coléricas luchas entre machos que se disputan una hembra. Cuando la hembra acepta al macho, comienzan a nadar en circulo, frotando sus cuerpos, seguidamente la hembra comienza a poner los huevos, mientras que el macho simultáneamente los fecunda con su esperma.
Las hembras ponen de dos mil a veinte mil huevos por término medio, según el tamaño del pez; podría asumirse que desova de cuatro mil a quince mil huevos por kilogramo de peso de la hembra, lo que supone aproximadamente un 10% de su peso corporal. Las hembras más grandes suelen tener el mayor número de huevos y por lo tanto mayor alevinaje, sin embargo tienen una tasa menor de número huevos por unidad de peso del pez. En ocasiones, las hembras no depositan todos los huevos en el mismo nido sino que reservan parte de la puesta para depositarla en otro. También es frecuente que un macho fecunde los huevos de varias hembras (Davis y Lock, 1997).
Los huevos tienen un diámetro que oscila entre 1,5 y 2,5 mm, y están recubiertos de una sustancia adherente que les permite fijarse al sustrato (Huet, 1998).
Transcurrida la fecundación, proceso que puede durar varios días, los huevos depositados en el nido se aglutinan en una masa compacta que se adhiere al sustrato del mismo. El tiempo de incubación depende de la temperatura del agua, siendo el tiempo normal de una a dos semanas, pudiendo reducirse si el agua sobrepasa los 20ºC (Unos 140ºC x día).
Una vez finalizada la puesta, la hembra permanece en el nido como máximo un día, después lo abandona y busca aguas más profundas para reponerse. El macho permanece en el nido hasta que los alevines han alcanzado un tamaño medio entre los dos y tres centímetros, proceso que dura unas dos semanas o más, dependiendo de la temperatura del agua, (Davis y Lock, 1997; Perry, 2000); hasta entonces se encargará, mediante sacudidas con la cola, de limpiar y oxigenar constantemente la puesta, así como de proteger a la prole de la acción de depredadores. Durante este periodo el macho no se alimenta, sin embargo el celo con el que vigila el nido le hará atacar, de manera violenta, a cualquier depredador que amenace su prole. A partir de que los alevines alcanzan la longitud mencionada (2-3 cm), deberán cuidarse por sí mismos ya que será su propio progenitor quien cambie de actitud y comience a devorarlos si no se ponen a salvo. A pesar del cuidado que la especie ejerce sobre las puestas, hay que destacar que, en condiciones naturales, la mayoría de ellas se pierden bajo la acción de depredadores, como la perca sol, ya que el macho es incapaz de controlar por completo a los mismos. Otro efecto negativo en el éxito de las puestas es un descenso de la temperatura del agua por debajo de los 15ºC; si esto sucediera el macho podría abandonar el nido volviendo a aguas más profundas, quedando la puesta a merced de los depredadores. Como ya se ha comentado, un descenso brusco del nivel hídrico del embalse en época de freza también afecta de manera importante al desarrollo de la misma, ya que podrían perderse las puestas al quedarse sin agua que las cubra (Kramer y Smith, 1962, citado en Summerfelt, 1993). Por tanto, parece obvio que la tasa de supervivencia es pequeña, podemos decir que el número de ejemplares que llegan a los 25 cm de longitud por nido medio (2.000-12.000 huevos), es de 5 a 10 (Esperanza, 1999).

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El crecimiento del black bass está claramente influenciado no sólo por la temperatura sino por la alimentación, es decir, el crecimiento de un individuo es directamente proporcional a la cantidad de alimento de talla adecuada que tenga disponible, y por tanto, dependerá directamente de la masa de agua en la que se encuentre. Así, en zonas de alimento escaso y alta competencia entre individuos, el reclutamiento del black bass no sobrepasa los 5 cm de longitud en su primer año, mientras que en otras aguas con menos densidad de peces y ricas en alimento, ese mismo reclutamiento podría alcanzar los 30 cm (6 veces la longitud y 300 veces el peso que para el caso anterior) en su primer año (Ogilvie y Eisenbeis, 1967). Según Perry (2000) y Fernández (1998) el crecimiento del black bass, en condiciones naturales normales, es rápido durante el primer año de vida, alcanzando un peso entre 15 y 50 gramos y una talla de 7 a 15 centímetros. El desarrollo posterior es muy variable, ya que el black bass no deja de crecer durante toda su vida, dependiendo fundamentalmente de las aguas donde habite y de las posibilidades de alimento que disponga. En condiciones normales, a los dos años habrá duplicado su peso y talla; a los tres alcanza los treinta y cinco centímetros y un peso aproximado de quinientos gramos, llegando así a la madurez sexual; a los cuatro rondará los cuarenta centímetros y los dos kilogramos; a los siete llega a los cincuenta centímetros pasando los tres kilogramos de peso; y sobre los diez años, cuando alcanza su límite aproximado de vida, pasa los sesenta centímetros y más de cuatro kilogramos de peso.
La especie presenta una diferencia de crecimiento y tamaño entre sexos. Las hembras son de mayor tamaño y al llegar a la madurez sexual, presentan un crecimiento más rápido que los machos; mientras que las hembras, por lo general, superan los 4 kg de peso, los machos rara vez superan los 2 kg. Se tiene constancia de ejemplares excepcionales capturados en Estados Unidos siendo el mayor, una hembra de 10,09 Kg. perteneciente a la subespecie floridanus, capturado en 1932 en el lago Montgomery (Georgia).

5. HÁBITAT.

El black bass vive en aguas más bien cálidas, tranquilas o estancadas, y más concretamente en zonas que ofrezcan algún tipo de cobertura como vegetación rípicola, vegetación sumergida, restos de troncos muertos, grandes piedras, etc. La cobertura, y en concreto la vegetación sumergida tras la inundación del terreno que ofrezca un embalse es fundamental para el desarrollo de la población de black bass, pues esta les proporciona protección y alimento; existe una correlación directa entre el grado de cobertura por vegetación sumergida que presenta un embalse y el reclutamiento anual de black bass (Aggus y Ellliott, 1975; Shirley y Andrews, 1977 cit. en Summerfelt, 1993).
La temperatura del agua influye sobremanera en la actividad del pez, aletargándolo en el fondo con las bajas temperaturas invernales (periodo de hibernación), sobre todo los individuos menores, o activándolo cuando el agua ronda los 20ºC, provocando una apertura desmesurada de apetito. El rigor de las temperaturas estivales hace bajar su actividad, pero sin llegar al extremo del invierno. Es por ello por lo que en climas suaves sin invierno, el black bass no detiene su crecimiento en todo el año. En definitiva, necesita un régimen cálido de temperatura del agua en el que se asegure como mínimo una estación en la que se alcancen los 18ºC en las aguas donde habite.
Otra variable sobre la calidad de las aguas es la cantidad de oxígeno disuelto. Parece ser que el black bass tiene preferencia por concentraciones que oscilan entre ocho y doce partes por millón. Sin embargo, no se puede considerar como una regla absoluta, pues aguas con bajo oxígeno disuelto pueden estar repletas de peces, bien porque en ellas la alimentación sea abundante o por otras causas desconocidas.

Por otro lado, científicos estadounidenses han investigado como variable el pH del agua, tratando de encontrar en este factor un indicador más importante en la conducta del centrárquido que la temperatura o el oxígeno disuelto en la misma. Se ha encontrado, por experiencias diversas, que aquellas zonas de la masa de agua que tienen un pH comprendido entre 7 y 7,9, es decir, entre neutras y ligeramente alcalinas, son las más adecuadas para el desarrollo de este pez. El índice de acidez o alcalinidad de las aguas está sujeto a diversos factores, como la naturaleza de la cuenca, si es caliza será alcalina, en tanto que las silíceas son ácidas; la lluvia, por ejemplo, que suele llevar CO2 disuelto, hace el agua más ácida, en tanto que la fotosíntesis de las plantas, que se produce cuando la insolación es fuerte, la convierte en alcalina (Fernández Román, 1994).
La geometría de las orillas y su relación con la freza, es otra variable importante a la hora de valorar un hábitat determinado, especialmente embalses. Las orillas pobres en vegetación y de exposición directa al viento dominante representan un hábitat impracticable para la freza de peces realizadores de nido como el black bass; por tanto, embalses de orillas irregulares, como el que muestra la figura 2, presentan una mayor proporción de hábitats resguardados que son adecuados para la freza de estos peces (Summerfelt, 1993).


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Detalle de la geometría irregular de orillas (forma de Dragón Chino) adecuada para la freza del black bass en ecosistemas lacustres.


En definitiva, cualquier masa de agua calma, con temperatura cálida, no demasiado ácida y con suficiente oxígeno disuelto y cobertura sumergida, así como orillas resguardadas, será un hábitat potencial para el adecuado desarrollo de la especie.


6. ORIGEN Y DISTRIBUCIÓN.

Aunque en la actualidad el black bass se encuentra extendido en todas las cuencas de Estados Unidos, lo cierto es que este hecho es relativamente reciente, poco más de un siglo, pues originariamente, sólo se encontraba limitado a la zona de los Grandes Lagos, el Río Rojo, algunos ríos de Carolina del Norte, Florida y el norte de México.
Los primeros contactos datan de principios del siglo XIX, cuando las tribus de indios que habitaban las florestas del sur de Canadá hablaban de un pez llamado achigán vocablo que se traduce como feroz. En el año 1825 se facilitó el paso de este pez a través de las montañas rocosas de Alleghanys, el canal de Eire y el río Hudson. Poco después era repoblado el Potomac y, de forma natural, el black bass comenzó a extenderse por la cuenca del Mississipi. Comenzó una auténtica carrera por extenderlo a todo el territorio estadounidense y durante la década de 1860 se produjeron innumerables repoblaciones oficiales que dieron como resultado la proliferación del centrárquido por todo el país. Este interés de las autoridades por introducir el black bass por todo el territorio es debido a la gran aceptación que tuvo entre los pescadores deportivos convirtiéndolo en el pez más popular y favorito, llegándose a apodar como The King of the Waters -El Rey de las Aguas- (Vanson y Llatjós, 1980).
Pocos han sido los peces que se han introducido de forma artificial en puntos tan distantes del globo como pueda haberse hecho con el black bass.
En el caso de Centroamérica y América del Sur, se ha desarrollado perfectamente en Cuba y Puerto Rico a partir de las primeras repoblaciones efectuadas en 1915. En 1926 fue introducido en Brasil, y en 1950 en Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras y Panamá.
El presidente norteamericano T. Roosevelt ofreció black bass a la Asociación de Pescadores de Kenia en 1910, pero la introducción no se produjo hasta el año 1928. Desde entonces ha sido aclimatado en las aguas de dieciséis países africanos, en algunos casos con éxito notable, como en Marruecos y Kenia.
En Hawai se realizaron las primeras repoblaciones en 1897; en Filipinas en 1907, y en Japón en 1925, país donde la pesca con caña es el único procedimiento autorizado para su captura. Existe asimismo en Tailandia, Vietnam, Hong Kong y Singapur.
En Nueva Zelanda, aunque las autoridades han considerado su introducción, no la han permitido por la incidencia que podría tener sobre las poblaciones autóctonas (Fernández Román, 1994).
El continente europeo, por su parte, no quedó al margen de la expansión del centrárquido y a partir de 1800 se suceden las introducciones en Alemania y Polonia con destino a la piscicultura dada su calidad gastronómica. Las sueltas en medios naturales se suceden en 1877 en Francia y Bélgica, en 1879 en Reino Unido y en 1888 en Alemania (Vanson y Llatjós, 1980). Desde entonces se ha introducido, con mayor o menor éxito, en más de veinte países europeos, como Austria, Bélgica, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Italia, Polonia, España, Portugal y Rusia, entre otros.
En España fue en 1955 cuando el Ingeniero de Montes D. Emilio Gutiérrez Calderón dirige las primeras sueltas piloto en la laguna de Las Lavanderas (Cáceres), y en el embalse de Águeda (Salamanca). Los peces eran procedentes de la famosa piscifactoría de Aranjuez, y a su vez habían sido importados desde Francia. En Andalucía las primeras sueltas datan de 1956 en el embalse de La Jarilla (Sevilla), y en Córdoba su primera introducción fue en el embalse de la Breña en el año 1965 (Vanson y Llatjós, 1980). Desde entonces, y hasta hoy, el black bass se ha introducido en todas las aguas calmas continentales de la península Ibérica, salvo en las de la Cornisa Cantábrica consiguiéndose desde hace tiempo importantes capturas tanto en cantidad como en peso, dada la perfecta aclimatación de la especie a nuestras aguas, así como el gran interés que ha despertado entre los pescadores deportivos de nuestro país.

 
 
   
 
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